29 de diciembre de 2006

Malas frases que hunden películas


Tomando el reto de el_situacionista, lanzamos una nueva entrada que trata de compilar distintas frases o situaciones que han estropeado películas (esto lo amplio yo).

Primeros ejemplos:

Billy Elliot”, gran película. Cuando se van a la escuela de danza el padre y Billy el director debió poner fin. Hubiese sido lo justo para los protagonistas, pero decidió prolongar diez minutos, jodiendo una gran película, que culminó con la frase del padre mirando a la persona que tenía a su lado en el teatro y que era el amigo gay de la infancia de Billy: “Tom, ¿eres tú?

Salvar al soldado Ryan”, cuando el pobre Tom Hanks, después de haber luchado con medio ejército nazi, en una de las mejores películas bélicas de la historia, le dice a Ryan con tono moralista “Hágase merecedor de esto”.

Charlie y la fábrica de chocolate”, que iba caminado hacia una película más o menos decente contiene esta perla pronunciada por Willy: “¡Jovencito! ¡No me toques los bombones!

Star Wars” primera trilogía (Episodios I, II y III), ¿es necesario escoger una frase?

25 de diciembre de 2006

Frases de Oscar


La edición de este año de Los Oscar tiene el gusto de presentarnos la próxima ceremonia entrega de sus premios con un cartel homenaje a las grandes frases de la historia del cine.

Como las más míticas ya están dichas y salen en el propio póster, recurrimos a nuestras favoritas o las que más gracia nos hacen, e invitamos, si lo desean, a sumar sus favoritas.

Sólo una pequeña muestra…


“Cuando la fortuna te sonríe al llevar a cabo algo tan violento y feo como la venganza, es una prueba irrefutable no sólo de que Dios existe, sino de que estás cumpliendo su voluntad.” Kill Bill

“Hoy en día, el que no es gilipollas es moderno.” Acción Mutante

“Yo nací en la Confesión Israelí pero de grande me pasé al Narcisismo.” Scoop

“Prefiero Rusia, está tan corrupta como América, pero la gente es menos cretina.” La casa Rusia

“Ser honesto es como desplumar una gallina al viento, te llenas la boca de plumas.” Irma La Dulce

“Cuidado gata, que enseñas los dientes.” La gata sobre el tejado de zinc

“El rey es un cabrón” Alatriste

“Yo intento hacer con las mujeres lo que Eisenhover ha estado haciendo al país.” Annie Hall

“Si desde luego, todo el mundo quiere ser libre, si. Pero una cosa es hablar de ello y otra muy diferente es serlo.” Easy rider

“Y otra cosa: no se ponga nunca un vestido negro, ni un collar de perlas, ni tenga nunca 36 años.” Rebecca

“Acusar a alguien de asesinato en este lugar, es como poner multas por exceso de velocidad en la carrera de Indianapolis.” Apocalypse Now

“Quiero que estos retretes estén tan limpios que hasta la misma Virgen María pudiera venir y descargar con la cabeza bien alta.” La chaqueta metálica

“Aquí la mitad de las putas son agentes infiltradas del vietcong, la otra mitad tienen tuberculosis, así que asegúrate de follar con las que tosen” La chaqueta metálica

“Hay dos clases de hombres: los que tienen una pistola cargada y los que cavan. Tú cavas.” El Bueno, El Feo y El Malo

“¿Vas a ladrar todo el día, perrito, o vas a morder?” Reservoir Dogs

“He dicho que no tengo familia, pero no que mi apartamento esté vacío.” El apartamento


¿Conocen algún blog que no haya dedicado una entrada a la recolección de frases?

22 de diciembre de 2006

Apocalypto, de Mel Gibson

Y después de la agria polémica de Mel Gibson con la policía de Los Ángeles y los judíos, se estrena la nueva película del actor y director estadounidense, “Apocalypto”. Película situada en el corazón de la cultura Maya y que supone una nueva incursión en la dirección, donde prima la narración de la historia con todo el realismo posible. Incluido el idioma original de la extinta cultura para imprimir una mayor cercanía con los presuntos personajes originales.

La andadura de Gibson tras las cámaras no cuenta con el suficiente recorrido como para hablar de una carrera consolidada como realizador, aunque si apunta ciertas formas. La primera película que nos presentó fue “El hombre sin rostro”. Típica historia de un adolescente abocado al fracaso que conoce a un buen samaritano, huraño (como manda la tradición) y con el agravante de tener el rostro deformado. Reconciliación del muchacho con la vida y primera incursión de Gibson salvada con toda la honra que permitía una historia más que trillada. Pese a lo apuntado, se veía una manera interesante de narrar las historias y aproximarse a los personajes. Formas que se confirmarían con su siguiente apuesta, “Braveheart”, que fue su gran salto al vacío. En el 1995 recreó la vida del héroe William Wallace, interpretado por él mismo (a sus cuarenta años cuando Wallace murió con a penas veinticinco), desplegando toda la megalomanía posible a la hora de recrear las andanzas del mito escocés tan denostado por los ingleses, cuya crítica tachó la película de fábula intrascendente. Grandes batallas y luchas de espada, con los habituales tics del actor en la interpretación, una buena escenografía, gran música que conduce toda la acción por el lugar adecuado, algunas concesiones históricas, momentos de gran cine, mucho sufrimiento… dirección con gran maestría en los detalles que le dio su primer Óscar como director y mejor película (más otros tres y muchos otros premios y reconocimientos).

Casi diez años después, y tras muchos de estudio y dedicación al proyecto, decidió arriesgar su dinero para producir “La Pasión de Cristo”, verdadero referente de Gibson por muchos motivos. En lo relativo al plano personal, porque supone una exposición de algunos de los aspectos más íntimos de su fe cristiana. En lo relativo al plano artístico, y es de lo que se trata aquí, es la realización de una extraordinaria película que relata los últimos días de Cristo con todo lujo de detalles. Una magnífica narración y recreación del ambiente de la época (con algunos deslices con ciertas implicaciones político-religiosas). Gran trabajo de James Caviezel (Jesús), que dota de una gran humanidad a su personaje y que es sometido al castigo de un Gibson hiperrealista que no deja gota de sangre en la bolsa. Calificada de excesivamente violenta, se coloca esta generosidad del líquido rojo en los detalles más íntimos de los personajes al dotarles de una humanidad que a veces roza lo pagano. Especialmente en la más que evidente apuesta por la ambigua relación de Maria Magdalena con Jesús.

Para dotar de un mayor realismo a su apuesta más personal, respetó el idioma original de los personajes históricos que aparecen. Así, podemos hacer memoria con las declinaciones latinas de los romanos y leer muy deprisa el arameo, que de ese ni por aproximación. Todo ello, encaminado a un resultado de gran cine (seguiré defendiendo “La Pasión” como una gran película) que la aproximan a la película definitiva sobre la muerte de Jesús. Muchos menos poética que otras apuestas anteriores pero con una gran carga de espiritualidad, pese a contener más violencia que una conexión de Al Jazeera desde Irak.

En “Apocalypto” continua por esta senda de mantener la esencia de la historia respetando el idioma autóctono, colocando los dichosos cartelitos en la parte inferior, sí, los de la página donde se lo han descargado [guiño, guiño –Teddy Bautista- guiño, guiño] y, además, la traducción del diálogo de los personajes. Una historia centrada en la cultura Maya, escogiendo un joven sin nada en especial pero perfecto para encarnar el personaje del héroe. Con dos historias principales que arrancan con la invasión del poblado del protagonista por una tribu rival y que desdobla la acción en una trama principal, con la que descubriremos algunos de los secretos de la cultura maya, y una secundaria, que nos narra la supervivencia de la mujer del protagonista y de su hijo.

Nuevamente se le acusará de un hiperrrealismo excesivo en las escenas violentas (y eso que los primeros planos más sangrientos se han disimulado). Un abuso de las vísceras cuyo reparo se justifica en un remilgo que no se siente a la hora de almorzar con el telediario de fondo. Este hecho no restará calidad a la película. Aunque no está a la altura de sus dos anteriores apuestas, quizá porque los mayas resultan demasiados ajenos y desconocidos, el resultado es una película magnífica. A pesar de tener que leer los subtítulos, no se pierde la acción en ningún momento. Acción que trascurre placidamente, alimentando el deseo del espectador de avanzar en el descubrimiento de aquello que Gibson nos quiere mostrar y que va racionando de manera adecuada. Creando una expectativa que no esconde el más que evidente desenlace que, como la cultura a la que pertenecen los protagonistas, tendrá un final trágico. Porque esa es la gran habilidad que se le adivina al director, el conducir al espectador por aquellos lugares que quiere mostrar sin necesidad de armar grandes artificios argumentativos (que no escenográficos). Una sencillez absoluta que nunca será calificada como arte y ensayo, pero que se agradece en estos tiempos que corren de pretendida intelectualidad artística.

Al igual que hizo en “La Pasión”, cede los papeles protagonistas a actores poco conocidos (ahora James Caviezel es más conocido y Monica Bellucci como Maria Magdalena era toda una tentación que no podía pasar por alto), con el fin de centrarse en la historia. Interpretes más que solvente que quedarán a cargo de la promoción de la película por los problemas que Gibson ha tenido en estas últimas fechas. Carencias en la promoción, que se acentuará con la más que probable ausencia en la alfombra roja de los Óscar en el próximo año, que no deben ocultar esta buena película. Si tienen ocasión, no dejen de verla.

16 de diciembre de 2006

...pero sigue siendo el Rey!!!


No hace falta que uno diga que es republicano(*), creo que eso salta a la vista y en más de alguna ocasión me he manifestado como tal. No obstante, dejo en mi corazón un lugar para la monarquía, pero no para la monarquía entendida del modo tradicional: heredada de padres a hijos y con un falso origen divino (niños, no creáis a Dan Brown, es mentira). La monarquía a la que yo me refiero es a la que surge del corazón, esa pequeña adhesión voluntaria a una persona a la que conviertes en rey/reina profesándole una devota admiración. En ese ejercicio de adhesión (nunca de vasallaje) se van sumando más personas que por las razones que sea, sienten una admiración similar por ese rey, llegando éste a poseer más legitimidad que las propias dinastías reinantes. Esa legitimidad democrática de la que carecen éstas (a pesar de las piruetas legales y constitucionales que fálsamente se les otorgan), es la que poseen aquellos.

Hoy les hablaré de quien considero el verdadero Rey, el mítico Elvis Aron Presley, quien se convirtió en todo un icono del siglo XX y que nos ha emocionado a través de sus canciones. Hay quien le denomina el Rey del Rock'n'roll, lo cual no le hace justicia en absoluto, pues precisamente no destacó en este género, a pesar de que ayudó a popularizarlo en el mundo entero. Y es que Elvis que comenzó en esto de la música por casualidad. Se cuenta que grabando un disco para regalárselo a su madre por su cumpleaños, el productor vió que aquel joven camionero de Tupelo (Mississippi) tenía un gran talento y podría convertirse en una gran estrella. Pronto revolucionó el mercado musical gracias a su atractivo, su forma de vestir (que se correspondía con la rebeldía juvenil de aquellos años 50), su peculiar forma de bailar (esos movimientos pélvicos que aprendió de las bailarinas de strip-tease y que le valieron el sobrenombre de Elvis "the Pelvis") y su potente y cálida voz (que recordaba a la forma de cantar de los afroamericanos). Todo ello supuso una revolución en el mercado musical y el nacimiento de la música pop como producto de masas global. Hacia 1956, ya era un auténtico ídolo de los adolescentes y sus conciertos se llenaban de admiradores enfervorecidos terminando en graves disturbios, lo cual provocó la censura de las autoridades hacia los espectáculos de Presley, a quien incluso en los programas de televisión (Ed Sullivan's show) se le enfocaba de cintura para arriba para evitar filmar sus famosos movimientos pélvicos, origen del entusiasmo de las jovencitas y causa, tal vez, de la primera revolución sexual. Algunos sectores conservadores de la época le consideraron un peligro para la cultura y la moral norteamericanas. Quizás su paso por el servicio militar en Alemania durante 1957, le hizo ganarse el respeto de los conservadores y tal vez frenó la furia que había desarrollado durante sus primeros años de carrera musical. Convertido ya en un artista querido por todos en los años 60, inició su carrera en el cine, interpreándose a sí mismo en películas musicales de serie B como "Elvis en Hawaii", carentes de toda calidad y que no eran otra cosa que mercadería al servicio de la venta de sus discos (llegó a filmar hasta 27 películas, que le hicieron ganar en torno a los 130 millones de dólares). La nueva música psicodélica (Jefferson Airplane, Grateful Dead, The Doors, Jimi Hendrix, Janis Joplin...), unida al fenómeno británico que arrasó el mundo entero (me refiero, claro está, a The Beatles), y al hartazón de las películas de Elvis, hicieron que el público se cansara del mítico artista que había pasado de moda.

A partir de 1968, harto de los malos resultados de su carrera como actor y la pérdida de beneficios por la venta de sus discos, decidió relanzar su carrera con un espectáculo televisivo titulado " '68 Comeback Special" que fue retransmitido por la cadena NBC, por el que obtuvo un gran reconocimiento y fue el inicio de una serie de espectáculos en vivo, primero en Las Vegas y después a lo largo y ancho de los Estados Unidos. Tras siete años fuera de las listas de éxitos, su canción "Suspicious minds" consiguió el número 1 en el Billboard, así como su canción "In the ghetto". Un número 1 que también se repitió en países como el Reino Unido y la República Federal Alemana. En el período entre 1969 y 1977, ofreció más de mil actuaciones en las que colgó el cartel de "No hay billetes", superando a grandes artistas como el mítico Frank Sinatra (amo y señor de Las Vegas).

El 16 de agosto de 1977, fue encontrado muerto en su mansión "Graceland" de Memphis (Tennessee), a la edad de 42 años. Las causa oficial de la muerte de Elvis fue una arritmia cardiaca probablemente provocada por el consumo abusivo de somniferos, a los que se había vuelto adicto en la última etapa de su vida. Existe controversia en cuanto a la muerte de Elvis y existen distintas teorías de lo más variopinto que llegan a afirmar un suicidio o incluso la existencia una grave enfermedad degenerativa que le llevara al consumo de drogas para soportar el dolor. También se habla, pero esto no es más que pura fantasía, que Elvis sigue vivo y que fue transportado a otro planeta donde vive y hace conciertos con Jim Morrison, John Lennon, Jimi Hendrix...

Otra de las facetas, quizás de las más desconocidas del artista, era la política. Declarado admirador de John F. Kennedy, no pudo evitar llorar ante las cámaras el día de la muerte de éste. Elvis interpretó varias canciones de tema político y social como "If I Can Dream", "In the Ghetto", "Change of Habit", y "Walk a Mile in My Shoes" y apoyó con su música las campañas de John F. Kennedy y más tarde de su hermano Robert, y teniendo una gran amistad con Jimmy Carter. Su enorme popularidad, quizás aún mayor que la de los propios presidentes de los Estados Unidos, hizo común la visita de Elvis a todos y cada uno de los inquilinos de la Casa Blanca, quienes veían en su encuentro con el Rey una manera de aumentar su popularidad (una de las fotos más reclamadas en la tienda de la Casa Blanca es la del republicano Nixon con el malogrado Elvis).



Creo que Elvis ha sido y será uno de los más grandes artistas de la historia. Su voz ha emocionado a varias generaciones y siempre quedará su imagen como icono representativo del siglo XX. A pesar de su prematura muerte, sigue siendo el Rey en los corazones de quienes nos emocionamos con su música. Mientras escribo esto, por los altavoces escucho el disco de Gospel de Elvis, muy recomendable para todos aquellos a los que os gusta la música con alma. Otra de mis recomendaciones para los que no les gusten los villancicos tradicionales, es que os hagáis (por el medio que sea [guiño, guiño, T.B. guiño, guiño]) con el disco de canciones navideñas de este gran artista, una verdadera delicia para los oídos durante esas eduloradas hasta la nausea fechas.

Por último, y por recomendación de Ottinger (aunque no sea la canción que me recomendó "My way", no la pude encontrar de nuevo), aquí os pongo la actuación de dos de los más grandes cantantes del siglo pasado: el señor Frank Sinatra ("Ojos azules", "La voz", "The head of the Board" y su majestad Elvis Aron Presley (el REY)






(*) Para nuestros lectores estadounidenses, que los habrá (digo yo), cuando digo que soy republicano no me refiero a que sea partidario del partido republicano de su país (sí, lo acertaron, el de Bush, Schwarzeneegger, Condoleeza, Nixon), sino que soy partidario de que mi país, España, se convierta en una República (ya no me meto en que ésta sea federal, porque tengo mis serias dudas al respecto y prefiero la fórmula con que constituyó la II República Española allá por 1931 en la forma de República integral)

12 de diciembre de 2006

Cine del recuerdo (y más)

Para “Centauros del desierto”, cincuenta años no es nada. El mejor John Ford con el mejor John Wayne en una de las películas más reconocidas de la historia del cine, ha cumplido medio siglo. Recomendable recuperación de este clásico del oeste casi insuperable. Espero que pese a la reedición de un DVD remasterizado, algún canal de televisión se digne y nos la ponga (aunque sea a las tres de la madrugada). Una muestra del enorme talento de Ford, que realizó una película que planteaba por primera vez en el cine (y eso es casi decir por primera vez en todos los demás ámbitos) las matanzas de indios a manos del hombre blanco (diremos que primero los comanches asesinan a la familia de Wayne). Hombres americanos que no aparecían como los típicos héroes de las demás pelis de vaqueros, en los que salvaban a las mujeres de caer en las redes del rostro pálido. Todo un adelanto para su época.

Pero como no sólo de clásicos se vive, me cuelan “The Holiday (Vacaciones)” de la Rosa de Inglaterra, la guapa Cameron Díaz, el gran Jude Law y ese otro que sale y cuyo talento se le supone. Si pueden elegir, alquilen el DVD de “Centauros en el desierto”. Que no es por ser negativo pero es que lo único que salva es el cameo de Dustin Hoffman en el Blockbuster. El resto aburrido, previsible y sin chispa. Menos chispa que el psicoanálisis que Daniel Burman se marca en la argentina “Derecho de familia”. Un hijo que es profesor de derecho y abogado y que mantiene una extraña relación con su padre. Fruto ésta de todas sus neuras y traumas. Se me olvidó comentar, en la entrada anterior, “El ilusionista”. Una pequeña joya que Norton y Giamatti bordan a la perfección. Gran cine en una historia que no cuenta nada nuevo pero que te envuelve desde el primer momento, sin perder de vista la acción ni un solo momento, por muy evidente que sea el final. Curioso para un director cuya anterior película es “Entrevista con un asesino”.

Pero la actualidad manda, y el día 10 otro “que se muere en la cama nos dejó. Por ello recordamos tres películas. La primera de ellas “Missing”, recomendada por Harry (queda pendiente su crónica de esta película). Costa-Gavras nos narra la historia de Jack Lemmon y Sissy Spacek, que buscan a su hijo desaparecido en Chile tras el golpe de Pinochet. Un reconstrucción del golpe y la situación que se produjo después, con los miles de desaparecidos que el maestro Costa-Gavras, en la primera persona de unos padres que exploran el horror de la dictadura, relata de forma directa y frontal.

Más adelante, la sobrina de Allende escribió “De amor y de sombra”, una novela que llegó al cine de la mano de Betty Kaplan. Una historia que nos cuenta como la casualidad lleva a un fotógrafo, Banderas, y su compañera, Connelly, a encuentrar decenas de cadáver de represaliados de la dictadura chilena. Un punto de inicio para el relato de un drama sobre el Chile que acabó con el gobierno Allende.

Por último, hay muchas otras películas, y por analogía “Garaje Olimpo”. Se trata de Argentina y no de Chile pero la crudeza y semejanza de las formas la hacen más que recomendable. Relata la historia de una chica, que es detenida en Argentina durante la dictadura y que, tratada por unas personas que no parecen especialmente crueles, uno de sus captores es un conocido. Le encierran en un garaje donde intentan sacarle toda la información posible. Sin grandes escenas de violencia, la cinta conduce inevitablemente a decenas de cuerpos drogados a la parte trasera de un camión rumbo a un avión para iniciar un viaje cuyo final ya estaba escrito.

5 de diciembre de 2006

Cuando el cine no acompaña

Después de ver “Casino Royale” me planteé que si me hubiese descargado la película de unos de esos malévolos programas de redes de pares, el eMule por ejemplo [guiño, guiño -Teddy Bautista- guiño, guiño], tendría que haberla subido de nuevo a la red para devolverla de lo tremendamente aburrida que es. Con menos escenas de acción de las habituales, aunque igualmente fantásticas, la película desfila ante un sin fin de pretendida tensión alrededor de una partida de poker, en la que lo más interesante es averiguar si después de esta nueva entrega Judi Dench abandonará a Bond para dedicarse al buen cine y al teatro. Por muy bien que paguen, la dignidad de una señora debe estar por encima de las anécdotas que pueda contar sobre el rubio en sus reuniones de té con pastas. Claro que debe perder grandes cantidades de dinero en sus partidas de bridge y por eso ya está en la nómina de la próxima entrega, “Bond 22” (es el título provisional del proyecto).

Que si rara es la combinación de Bond con un rubio, también lo es una película inglesa con un director mexicano y que ha dado como resultado “Hijos del hombres” o “¿Por qué me empeñaría ver esta película cuando las señales me decían que no lo hiciese?” Aburrida, absurda y pretendidamente intelectual cuando para criticar a Bush y a las leyes anti-inmigración no hace falta más que un megáfono, una pancarta e ir a una de las múltiples convocatorias de manifestación que hay en cualquier ciudad del mundo. Rellenar dos horas de película con una versión de la novela de ciencia ficción de P.D. James es todo un exceso que ni Julianne Moore, Michael Caine o Clive Owen pueden salvar. Lástima de contar con estos actores y no dar la talla ni en el guión ni en la dirección.

Y de adaptación de novela a adaptación de novela y ya es la tercera de la lista, “El perfume”. Esta película es al cine lo que el Ministerio de Vivienda a la especulación inmobiliaria, intranscendente (podía ser un chiste, pero no lo es). Gran trabajo del actor Ben Whishaw, que ya interpretara al mítico Richards en “Stoned”, y del siempre correcto Hoffman (de Alan Rickman no decimos nada porque para lo que sale…). Pero el resto es igualito que la novela, pero igualito de malo. Desde su inicio hasta su fin. Desesperado por encontrar algo decente que ver, me fui al cine de animación. “Ratonpolis” la elegida, a la espera de “Happy feet”. Ratones bien dibujados y parecidos a los que acompaña un prospecto en el que se advierte a los padres de los niños que no dejen a sus vástagos manejar maquinaria pesada mientras ven la película. Yo no lo leí, pero es que tampoco tengo hijos reconocidos. Como curiosidad el protagonista, que debió ser el elegido para el papel de Bond, es Hugh Jackman, que además de tener el honroso mérito de protagonizar la peor película de Allen de los últimos años, repite en el doblaje de animación con su participación en la de los pingüinos cantarines. En referencia a “Scoop”, lo que tiene que hacer el pobre Woody para vencer las mismas obsesiones con las rubias que torturaron toda la vida al genial Hitchcock.

Mucho cine comercial y poca calidad que se completa con “Los fantasmas de Goya”, “Deja vu” y “Pequeña Miss Sunshine”. De la primera, lo mejor de todo es darse el gustazo en producción de alquilar un par de días por unos miles de euros el parque de El Retiro para ti sólo. Del resto una pregunta recurrente, ¿por qué los actores españoles tienen la manía de doblarse a sí mismos y no dejan que hagan su trabajo los excelentes actores de doblaje? Bardem debería haberlo aprendido del nuevo hombre promoción, al que le costó mucho darse cuenta que su doblador hacia mejor de él, que él mismo. La segunda, protagonizada por Denzel Washintong, un cruce de ciencia ficción con caza al terrorista. En fin, dirigida por Tony Scott, el hermano tonto de Ridley, ¿qué se podía esperar? Y por último, que tanta acidez con el cine no puede ser bueno, la pequeña Sunshine, que me habían presentado como una mordaz visión de los Estados Unidos en los ojos de una familia típica, una revisión del sueño americano, cine independiente de gran contenido… “Sí, bueno, de acuerdo”, que diría la niña de Shrek. Es decir, si presentamos a un gay suicida con tendencia al fracaso, un padre competitivo como un marine, una madre que vive en su mundo, un hijo adolescente que no le habla a su familia como acto de rebeldía, una niña con tendencia a la obesidad que se presenta a concursos de belleza y un abuelo salido y cocainómano, tenemos la perfecta crítica a la sociedad estadounidense. Eso, o una película de Almodóvar, no te jode.

Veremos en este puente que nos espera. De momento promete la independiente de suspense “Brick” (veras que es como la de la niña) y la ácida francesa “Palacio Real”. Es que a uno le sale la vena republicana y no puede pasar por alto esta bonita historia de una logopeda reconvertida en princesa, a pesar de las malas críticas que acumula.

Con tanta promoción y efecto rebote casi olvido que Banderas tiene una película nueva. Que todavía no sé de qué va. Sólo que la ha dirigido él. La promoción es lo único que cuenta. Como “Crazy in Alabama” resultó bastante decente, incluso buena, con una gran Melania (y un banda sonora de lo más acerta), le daremos una oportunidad a esta aunque cuente con algunos de los actores más lamentables de las teleseries españolas.

Menos mal que ya queda menos para que estrenen "Rocky VI", que hará buenas al resto.

23 de noviembre de 2006

Made in England

Esta semana ha tocado dos los grandes símbolos del imperio británico. Primero me hice [guiño, guiño –Teddy Bautista- guiño, guiño] con el nuevo disco de The Beatles, Love. Una reedición, actualización y remezcla de las grandes canciones de amor del mítico grupo realizadas por el mítico productor George Martin (e hijo). Buen trabajo de las mismas canciones que hemos escuchado una y otra vez en tantas formas y versiones que uno se pregunta, por mucha calidad que tengan las nuevas, ¿hacía falta? La excusa es buena, desde luego. Canciones que servirán de banda sonora al nuevo espectáculo del Circo del Sol y que darán un poco más de caja a Mccartney y herederos (as). Pero aportar lo que es aportar, si no metes unos monjes budistas dándole a la campana, pues esto no tiene sentido. Es lo malo de los grupos que ya no cantan y no tienen la posibilidad de reunirse en una supernuevagirahomajedesimismosapreciomillonario. Así que, o reeditas y reversionas, o mueres.

El anterior trabajo del Quinto Beatle fue otro de versiones entre las que destacaba esta de “Here, there and everywhere”, una de las canciones menos conocidas del grupo en nuestro país y cuyo video de grabación ponemos a continuación para ver a Martin en acción. Como curiosidad decir que la cantante que aparece, Céline Dion, realiza un espectáculo en Las Vegas montado por Franco Dragone, uno de los creadores del Circo del Sol, en base a sus canciones (casi un anticipo de Love). Director artístico que montó el espectáculo “Alegría”, de visita en Madrid hasta el 20 de diciembre. Por este motivo, y porque me da la gana, coloco este video. Que por versiones podría colar la destrucción de "I Am The Walrus" por parte del presunto actor Jim Carrey.


Después del segundo grupo favorito de Elizabeth II, el primero es Queen (seguro que sí), vi la película The Queen. La caracterización no puede ser mejor. Y la actriz, Helen Mirren, no puede estar más en su sitio. Gran interpretación para una película que aspira a poco más que a convertirse en un falso documental de unos hechos conocidos por todos y que termina convirtiéndose en un buen trabajo de un director, Stephen Frears, que nos tiene acostumbrado a ello. Momentos de gran cine “inglés”, como la escena de familia en la que los tres cabezas de la corona (Reina Madre, Reina y Sr. esposo de ésta) ven por televisión los actos homenaje a Lady Di mientras comentan la maravillosa cornamenta que tiene un ciervo al que acaban de ver en su finca mientras marchaban en una cacería. Una humanidad que se le niega en buena parte de la película a los de sangre azul pero que termina concediéndole a la soberana en una muestra de la generosidad del director.

Más que recomendable. Sobretodo si lo miramos desde la envidia. Como decía la propia protagonista, y tal y como me recuerda el_situacionista, “¿cómo es posible que en España no haya una película así o parecida hablando de su familia real? Sin entrar en polémicas varias, diremos que las muestras de nuestros sangre azul en la pantalla se limita a breves chistes y parodias en los últimos tiempos. Autocensura. Quizá esa sea el resumen de la licencia creativa en este sentido. Sólo algunos parecen romper esa barrera y atreverse al chascarrillo (no la sátira). Algo más o menos inocente aunque con mucha intención sobre un monarca que se jacta (o eso nos dicen las crónicas) de los chistes que cuentan sobre él.

21 de noviembre de 2006

Fideo del oeste (Spaghetti Western)

Nunca me gustaron las pelis del oeste, tan sobradas, en la mayoría de las ocasiones, de un cierto maniqueísmo casposo. Honrados y abnegados cow-boys defienden sus reses de los malvados cuatreros, mientras el bueno del general Custer muere con las botas puestas a manos del pérfido Toro Sentado y sus indómitos secuaces sioux en Little Bighorn. Para más inri, el guaperas de John Wayne (????) se lleva a las chicas de calle. No lo puedo evitar, me revienta, me escuece, me jode... el simplismo del bien y del mal, me aburre soberanamente. No sé, prefiero las historias más elaboradas, que no cuestionen la moralidad de los actos, precisamente porque los actos que representan carecen de ella. Donde se estudie la psicología del personaje, qué es lo que le lleva a hacer el mal, que no se quede en que el bueno, puteado en un principio por el malo de turno, consigue resarcirse y derrotar a su némesis. Y esa es, a mi juicio, una de las carencias del género del Western, que no van mucho más allá del esquema antes mencionado.

Cuando ya dí por desahuciado al género, apareció ante mí un halo de esperanza. Una película diferente, algo que me haría cambiar de opinión en cuanto a las películas de vaqueros. No, no se asusten, no fue Wild Wild West (¿aún no entendí la película, alguien me la podría explicar?) ni Brokeback Mountain (película cuyo mérito fue el de hacer evidente lo que ya sospechábamos del género... ya saben, y perdón por el chiste fácil, hombres solitarios en las inmensidades del far west estadounidense... es posible que surja el amor entre ellos). Tampoco fue Rápida y Mortal, con Sharon Stone; ni Cuatro mujeres y un destino (en su versión mainstream ni tampoco en la versión porno).
El bueno (Clint Eastwood)

La película que me hizo cambiar de opinión fue, sin lugar a dudas, "Por un puñado de dólares", del cineasta italiano Sergio Leone. Con esta película, Leone, inaugura un género, el Spaghetti Western, caracterizado por la ausencia de medios, financiación eminentemente italiana y por ser rodadas en su gran mayoría en el desierto de Almería. El calificativo sirvió, sobre todo para descalificar al género, sin embargo, películas como las de Leone han obtenido el reconocimiento de crítica y público. Películas que he visto una y otra vez y que no puedo dejar de ver porque cada vez que las veo, descubro un nuevo detalle que anteriormente había pasado desapercibido ante mis ojos. El caso es que esta "Per un pugno di dollari" abre la que será conocida como "Trilogía del dólar", protagonizada por un personaje sin nombre (a veces le llaman Blondie) interpretado por uno de los más duros de la historia del cine, el incombustible Clint Eastwood y caracterizado por la misma ropa, el mismo zarape, el mismo sombrero y la misma facilidad para descargar las balas de su revólver y que incluye "La muerte tenía un precio" y la mítica "El bueno, el feo y el malo"

El feo (Elli Wallach)

La gran suerte es que la trilogía es emitida a menudo por el canal autonómico de Madrid y pude hacerme fácilmente con copias (desde luego, legales) de los 3 filmes. La mala calidad del analógico no permite disfrutar en todo su esplendor de la espectacular banda sonora de Ennio Morricone (quien dará música a toda la trilogía y a los politonos de algunos teléfonos móviles en la actualidad) y en cuanto tuve la oportunidad me pasé al digital [guiño, guiño - el que hace de Judas en Jesucristo Superstar - guiño, guiño]

El malo, malísimo (Lee Van Cleef)

Lo mejor de esta trilogía son los argumentos y los personajes carentes de moralidad, que recuerdan a la mejor noverla picaresca del siglo XVII. No existen los buenos, aunque el título de la última película nos haga pensar que el personaje interpretado por Eastwood, lo es (nunca te fíes de un extraño y menos si no sabes su nombre). Personajes bien definidos que no se corresponden con ningún arquetipo. También los diálogos son de lo mejor, y han inspirado a generaciones de directores como Quentin Tarantino, Robert Rodríguez, etc... (el título de esta entrada se corresponde con el título de una canción del grupo de éste último, Chingón, y que es un homenaje a la música de este tipo de películas).

De las tres películas, tengo predilección por "El bueno, el feo y el malo". En mi opinión, es la más lograda porque contiene uno de los más memorables climax cinematográficos en su duelo final. Un duelo a tres bandas en el que Leone sabe plasmar la atmósfera agónica y épica del momento con un steadycam de libro. Pura adrenalina aderezada con la música de Morricone, cuyo talento se materializó en las composiciones "The ectsay of gold" (esa canción con la que los Metallica comienzan todos sus conciertos) y "Il triello" (que acompaña los momentos de tensión del duelo más grande de la historia del cine).

Toda una delicia para aquellos que gusten del buen cine y las grandes bandas sonoras. Grandes historias que me hicieron ver que el Western no era sólo John Wayne y las disputas entre indios y vaqueros. Que más allá del tópico de buenos y malos propio del Western, hay lugar para historias más elaboradas. Sin duda, una trilogía recomendabilísima. Que ustedes la disfruten.

19 de noviembre de 2006

Cómo perder una guerra (y por qué)

Pasaba yo por delante del expositor de libros recién adquiridos de mi biblioteca cuando me tope con una interesante portada. La famosa imagen del levantamiento de la bandera Iwo Jima con la enseña en blanco. “Cómo perder una guerra (y por qué)”. [No en vano en su título original incluye "The white flag principale", materia de la que se ocupa] Título llamativo que no pude evitar tomar prestado [guiño, guiño –Teddy Bautista- guiño, guiño].

Inteligente propuesta del periodista de origen israelí, Shimon Tzabar, con un pasado de militancia en grupos terroristas que combatieron contra los británicos antes de la Segunda Guerra Mundial en Palestina. Se publicó en nuestro país en el año 2005 en una edición revisada y actualizada que incluye ejemplos más próximos a nuestros días. Con 145 hojas, de rápida lectura, y con un buen número de referencias bibliográficas que sirven de apoyo a las opiniones del autor.

El planteamiento de la obra parte de la original premisa que propone la idoneidad de una derrota en lugar de una victoria en un conflicto armado. Tzabar considera que en algunas ocasiones es conveniente una derrota. La no victoria puede reorientar la marcha de una economía, transformar el modelo de sociedad, traer una nueva época de prosperidad… la Historia, es su opinión, lo ha demostrado. Japón, por ejemplo, tras su derrota en el 1945, cambió su modelo económico y eso le permitió sobrevivir a un modo de producción que le hubiese causado la ruina. Y es por ello que plantea una estrategia para la derrota en la que la victoria es que a uno le ganen.

Revisando algunos autores clásicos como Clausewitz o Sun Tzu, desmonta las estrategias que conducen al triunfo y traza una serie de reglas que cualquier estado debe seguir si quiere ir a la guerra y perderla. El establecimiento de una política exterior efectiva dirigida a la pérdida de los aliados y la búsqueda de enemigos efectivos (lo más próximo a la frontera propia posible). Capítulo especialmente interesante por los métodos que plantea; cómo arruinar una economía próspera; la formación de un ejército débil, cobarde y desentrenado; una estrategia de campaña que asegure el caos en el campo de batalla; cómo fomentar la desunión en la propia sociedad para garantizar la no resistencia a un enemigo común; toda una serie de premisas destinadas al establecimiento de un plan maestro que conduzca a objetivo planteado: perder la guerra.

El libro está escrito con un gran sentido del humor y pragmatismo. No obstante, es bastante tramposo en la búsqueda de los ejemplos en los que sostiene su argumentación. Hecho que no es exclusivo de este autor sino de todos aquellos que desean demostrar lo acertado de sus argumentos. Una falta que se perdona por lo original del planteamiento que en realidad nos conduce, casi sin pretenderlo, al establecimiento de una guía de lo que no debemos hacer para ganar una batalla de un modo global. Así, pese a los intentos de Tzabar de mostrarnos lo conveniente de la derrota, nos da pistas de lo sencillo de la victoria.

Mención especial merece las páginas dedicadas a desmontar la propaganda sobre los campos de prisioneros enemigos. El periodista nos recuerda que buena parte de la valentía de un ejército se encuentra en el miedo a la captura que se ha infundido, por medio de propaganda institucional, desde el propio país. Torturas, hambre, malas condiciones sanitarias, hacinamiento… que, a su juicio, sólo existen cuando un ejército atrapa un gran número de prisioneros y no puede organizar adecuadamente su cautiverio. Pone de manifiesto el trato exquisito que recibieron los oficiales nazis en los procesos de Nuremberg, los campos de prisioneros de británicos en la Alemania nazi, los prisioneros en Solmone (Italia)… en contraposición con las imágenes de vejaciones que la propaganda se encarga de distribuir entre la tropa para garantizarse el máximo esfuerzo de sus soldados. (Para aquellos que quieran ver un ejemplo del trato, en otros muchos campos de prisioneros de la Alemania nazi, a prisioneros británicos, como ejemplo, que pinchen en este enlace)

Una propuesta interesante que conviene leer para interpretar desde una visión más amable los conflictos armados y las consecuencias que estos tienen.

15 de noviembre de 2006

Tony Hanna and the Yugoslavian Gipsy Brass Band

Uno llega a estas cosas como se ha de llegar a los pequeños grandes encuentros. Buscando música de Goran Bregovic en una tienda de discos a mis manos calló este libro-disco cuya portada te invita irremediablemente a comprarlo por miedo a que sea la última copia y que no exista otro medio posible de hacerte con sus sonidos.

Si comienzas a leer el libro, te das cuenta de dónde se integra la obra que tienes entre manos. “Mi aldea perdida en algún lugar entre Belgrado y Bagdad” reza el título de la misma. La tierra de los gitanos que tantos otros han descrito, la Atlántida de un pueblo errante que entendía de nación antes de que la Modernidad atrapase el concepto para sí. Lo que vas a escuchar es parte de sus muchos himnos.

Introducimos el disco en el reproductor y la mezcla de estilos que se preveía no decepciona. El gran Tony Hanna fue uno de los cantantes libaneses de mayor éxito mundial en los 70 cuando, de repente, abandonó el mundo del espectáculo, abandonó sus residencias en Detroit y Londres y puso rumbo al pueblo de sus antepasados en Líbano. Restaurando la casa familiar y convirtiéndola en una pequeña fortaleza, Hanna se refugió allí en busca de sus raíces, huyendo del monstruo del negocio musical. Sin embargo fueron sus admiradores de la Yugoslavian Gipsy Brass Band los que nunca se olvidaron de él y consiguieron sacarle de su retiro. Tony aceptó sin pensárselo y firmó el contrato sin siquiera leerlo, sabedor de que entre músicos gitanos no hace falta más que darse la mano.

Cantando canciones de Michel Elefteriades, la mezcla de sonidos árabes con la pasión del floklore gitano de los Balcanes hace que uno no pare de bailar o de tamborilear con los dedos durante toda la sesión. Cuando lo terminas de escuchar piensas cómo has podido vivir sin esto antes. La primera sensación que transmite es la de alegría. Felicidad por ser libre y por saberse tal. Eso te dicen desde la banda de los gitanos yugoslavos. Hay canciones, como Arabalkan, en la que hasta las gallinas parecen formar parte de una extraña orquesta que transmite todas las sensaciones de de la vida. Tenía razón Bregovic cuando decía que la música de los gitanos jamás podrá ser conquistada por la burguesía, pues para poder tocarla de esa forma es necesario que los músicos escupan más de lo que una sala convencional está dispuesta a permitir. Afortunados ellos, afortunados los que admiramos la forma de vivir y de sentir de estas personas.

Trágicos sones se combinan con la alegría de las trompetas y aunque uno no sepa qué quieren decir las letras en árabe, por seguro aprehenderá lo que quiere decir cada canción. Es una suerte que en España alguien como Dro esté distribuyendo esta música. La única manera que había de conocer a los otros gitanos, esos que no cantan flamenco, era yéndose a los barrios marginales de las ciudades balcánicas. Donde la recogida de basuras consiste en montones apilados en las esquinas de unas calles sin asfaltar. Donde los niños andan descalzos, donde la marginación es sinónimo de libertad y la riqueza, mucha o poca, se comparte. Donde las diatribas morales sobre el bien y el mal se desvanecen teniéndose que procurar un lugar en el mundo.

Un disco como éste es digno homenaje a la gente que habita esos lugares. A la nación más grande que jamás tuvo un Estado. A los que aportan miles de conceptos culturales a las identidades nacionales de toda Europa mientras ésta les repudia y les teme. A los que no entienden, ni quieren, de derechos de autor [guiño, guiño –Teddy Bautista, guiño, guiño] porque piensan que la música es patrimonio de todos. A los que se sienten libres porque no tienen obligaciones con el Mundo. A las últimas tribus nómadas que habitan Europa y que sienten como suyo todo el cacho de tierra que va desde Bagdad hasta Belgrado.

10 de noviembre de 2006

Creía que Paul Auster era Dios

Paul Auster pertenece a esa generación de escritores que han convivido y vivido en la frontera que existe entre los literatos y los guionistas de cine. Aunque le sobrepasan nombres mucho más célebres como Arthur Miller, por su talento y matrimonio con uno de los mayores mitos de la industria cinematográfica, o Truman Capote, más destacado últimamente por los biopic que por sus obras. No obstante, la reciente concesión del premio Príncipe de Asturias (un premio cuya relevancia la pone el premiado y no el galardón) le ha dado lustre a su nombre en nuestro país. Como digo, el interés por el cine de Auster ha sido siempre manifiesto. Cuando se encontraba en Paris huyendo de los reclutamientos de Vietnam hizo todo lo posible por trabajar en ese medio. Llegó a participar como actor en una película titulada “The Fall” en 1969. Trabajo que repetiría en “The music of chance”, adaptación de una de sus novelas y en la que se reservó un papel.

Paso a paso, novela a novela, poema a poema, obra de teatro a obra de teatro, se ha ido convirtiendo en uno de los autores de habla inglesa más respetados de las últimas décadas del siglo XX. Sin abandonar su gran pasión, el cine. Wayne Wang director de cine, le da la oportunidad de adaptar uno de sus relatos breves para la gran pantalla. Oportunidad que no deja pasar por alto y que continúa con el guión de la genial película “Smoke”, en cuya dirección participó pese a encontrarse fuera de créditos. Prosigue en la continuación no continuada de “Blue in the face”, en la que ya aparece en los créditos como director. “Lulu on the bridge” sería su siguiente contribución de otras tantas en forma de adaptación de sus novelas, guiones o dirección. La última de sus incursiones es “The inner life of Martin Frost” que pronto se estrenará.

Recientemente, con motivo de esa macabra celebración que algunos llaman cumpleaños, los otros dos destripadores de este blog tuvieron a bien regalarme la obra de Auster “Creía que mi padre era Dios”, publicada en nuestro idioma en 2002. Para contarlo de una manera sencilla, el autor en su programa de radio pidió la colaboración de sus oyentes. Envíen relatos y si son buenos los leeremos en antena. Cosa sencilla porque el éxito de la convocatoria fue considerable. Miles de personas enviando sus escritos, todos ellos publicados nominalmente [guiño, guiño -Teddy Bautista- guiño, guiño].

Con la compilación de 180 historias de “Creía que mi padre era Dios”, Auster recoge estas contribuciones en la pretendida construcción de una radiografía de la vida estadounidense. Al menos así es como se postilla el título del volumen, claro que el contenido del mismo no puede entenderse como una huella social de la vida americana. Los localismos y particularidades de los escritos, en muchas ocasiones en primera persona, no ofrecen las suficientes pistas como para realizar trazas maestras de un boceto de ninguna sociedad. A pesar de ello, da pistas de la existencia de una voluntad por contar cosa que aprovecha cualquier excusa para lanzarse.

Pese a realizar una selección entre más de cuatro mil relatos, que presenta por categorías temáticas: animales, muertes, guerra, amor… la irregularidad es la nota más destacada de esta obra. Narraciones de poca trascendencia se cuelan entre algunos relatos cortos con una enorme calidad, de esos que dejan buen sabor de boca y a los que se pide un par de líneas más. No obstante y pese a lo que pueda parecer, el trabajo de Auster como editor es de una considerable valía al aunar toda esta masa de relatos informes consiguiendo una extraña pero palpable continuidad. Quizá sea la mayor virtud de esta obra en la que Auster coloca cada pieza en su lugar del álbum, presentándolo de una manera tramposa pero acertada, como toda una colección de imágenes. Si tienen ocasión no pierdan la oportunidad de leer al menos algún fragmento, no podrán pasar por alto ninguno.

9 de noviembre de 2006

El antiglamour de Hollywood


Nunca una imagen destinada al antiglamour ha tenido tanto glamour como esta [guiño, guiño -Teddy Bautista- guiño, guiño]. Con motivo del 25 aniversario del Festival de Cine Independiente de Sundance, algunos de los actores más conocido de Hollywood han recordado sus primeros trabajos alejados de la pantalla para parodiarse a sí mismos y a la brillantina que rodea los grandes estudios. En la imagen Robert Redford, padre del festival, acompañado de Paul Newman y Glenn Close, ambos recordando sus trabajos de camareros previos a su éxito en el cine.

7 de noviembre de 2006

La luna es una cruel amante, de Robert A. Heinlein

El_situacionista, en su anterior entrada, hacía una invitación para adentrarnos en el mundo de la utopía-distopía con la obra de Evgeni Zamiatin, Nosotros. En este caso, trataré de presentarles una obra de Ciencia Ficción, género que no dista mucho de aquél ya que en sus múltiples manifestaciones presenta modelos de sociedad perfectamente organizados que por medio de determinados factores desembocan en tendencias autodestructivas o disfuncionalidades para dichas organizaciones sociales.

The moon is a harsh mistress (La luna es una cruel amante en su edición en castellano) es uno de esos apasionantes libros que le enganchan a uno desde un principio y que no puedes dejar de leer hasta el final. En él, se mezclan elementos clásicos del género utópico-distópico y de la ciencia ficción. El autor, Robert A. Heinlein, considerado como uno de los 3 grandes de la edad de oro de la Ciencia Ficción (junto con Isaac Asimov y Arthur C. Clarke), nos presenta la lucha de los habitantes de Luna por alcanzar su independencia de la Tierra. Una lucha protagonizada por un técnico informático lunar y Mycroft (alias Mike), una suerte de super-ordenador que toma conciencia de sí mismo a través del humor y que será pieza fundamental para que la secesión lunar llegue a buen puerto. Por supuesto, cuentan con la colaboración de una joven atractiva, llamada Wyoming Knott (sutil juego de palabras que realiza Heinlein al referirse a su diminutivo cariñoso Wye Knott, fonéticamente idéntica a la expresión Why not?, que como ustedes bien saben quiere decir: ¿por qué no?, dando a entender la natural predisposición de la joven a determinadas actividades castas y no tan castas) y de un anciano y sabio profesor, Bernardo de la Paz, quienes completarán la conspiración liderada por un ficticio Adam Selene y que dará fin al gobierno represivo de Luna y su inicio como Estado independiente.

Se trata, ante todo, de un manual revolucionario en toda regla, ideal y recomendable para todas aquellas naciones sin Estado que sueñen con su independencia. También es una apología del liberalismo más extremo pues la base del conflicto radica en la desigualdad comercial entre la Tierra y su colonia Luna, sometida a un ferreo intervencionismo de la autoridad lunar y a las barreras arancelarias de la Tierra que disminuían de manera considerable los márgenes de beneficio de los productores selenitas. El lector más avezado advertirá que Heinlein reconstruye el esquema de la guerra de independencia estadounidense, cuyo origen tiene que ver más con conflictos de tipo económico que con el pretendido ideal de libertad. En esta novela se hacen patentes las propias ideas políticas de Heinlein, no tanto fascistas como evidentemente liberales y conservadoras, sumamente influidas por el darwinismo social y el individualismo.

Heinlein también describe una curiosa forma de organización familiar: la de los matrimonios lineares (clan marryaging), adoptado por la población lunar, formada en su origen por población reclusa y con una ausencia destacable de mujeres. Se trata de una especie de matrimonios conformados por un número indeterminado de sujetos que establecen vínculos sentimentales y de cooperación entre ellos. En la edición que tuve en mi poder (la de Acervo de 1975), se omiten determinados detalles sobre la vida "marital" de este tipo de unión, detalles que son explicados en la edición original y en las ediciones traducidas al castellano posteriores.

En definitiva, se trata éste, de un libro que hará las delicias de aquellos a los que les apasionan las ciencias sociales, las tramas de corte político y la Ciencia ficción. Si no pertenece a este grupo lo mejor es que pase del libro y ocupe su tiempo en otros menesteres (¿quizás leer otro libro?). Hace algún tiempo se comentaba que el productor de la serie Angel, Tim Minear iba a realizar una adaptación de esta novela premiada con el premio HUGO (prestigioso premio literario del género de la Ciencia Ficción) para llevarla al cine. No tengo más noticias sobre el asunto, y esperemos que de ser así, no cometan la misma barrabasada que hicieron con otra de las novelas de Heinlein, Starship troopers, o similares adaptaciones del género. También decir que el elevado precio de los libros en este santo país [guiño, guiño - editoriales, distribuidoras, Teddy Bautista - guiño, guiño] , hace que pequeñas joyas como ésta sean inalcanzables para algunos bolsillos. No obstante y desde aquí se recomienda el uso de las bibliotecas públicas o el préstamo desinteresado de almas caritativas. En cualquier caso y sin importar el medio utilizado para hacerse con esta novela, desde aquí deseamos que ustedes la disfruten.

3 de noviembre de 2006

Nosotros, de Yevgueni Zamiatin

El mundo de la literatura utópica es realmente apasionante si el lector pone empeño en discernir las pequeñas diferencias que existen entre todas las obras sí mismas y entre lo que ellas relatan y la realidad. El libro que aquí presentamos se titula Nosotros y fue escrito en 1920 por el autor ruso Yevgueni Zamiatin. Es de recibo reconocer a este autor una crítica hiriente al sistema soviético impuesto tras la Revolución del 17. Publicar esta obra le costó el exilio en París, lugar donde moriría años más tarde. Escrita originalmente en inglés, Nosotros asumirá sin vergüenza la misión de caricaturizar el régimen soviético destacando lo que de horrible hay en él y a la vez sirviendo de crítica, cómo sólo las buenas obras distópicas pueden hacer, al sistema Moderno de ordenar la vida política

Planteando la trama en un mundo donde el holocausto mundial ha obligado a refugiarse a los supervivientes en una campana de cristal que les protege de la naturaleza salvaje, Zamiatin situará en el centro del sistema político a la Razón. La racionalización de todos los procesos, públicos o privados, que hay en la vida será obra de lo que es llamado el Estado Único. Es muy interesante observar cómo el autor colocó un poso de lógica racional a toda acción que el sistema emprende hasta el punto de hacer natural la vida antinatura. El título de la obra, Nosotros, está presente en todo el texto al existir una dialéctica nosotros-vosotros-ellos que diferencia muy bien a los grupos presentes en la discursiva. Escrita como si fuera un diario de uno de los hombres clave en los desvaríos del Estado Único, la novela sitúa a los individuos como piezas pequeñas de una gran maquinaria, la que realmente tiene importancia y por la que se han de hacer todos los sacrificios individuales posibles.

El mundo que describe Zamiatin es un mundo de paredes de cristal, donde la privacidad no existe salvo para el sexo y los nombres han dejado paso a la deshumanización del código de serie. El autor del diario escribe para vosotros -el lector- que será un ser considerado inferior por el hecho de no poseer aún la sabiduría para crear un Estado Único. La misión de nosotros será la de llevarle la bendición del Estado Único a vosotros, sin embargo una serie de acontecimientos –llevados a cabo por ellos, naturalmente- pondrán en compromiso el cometido.

Todo lector que se acerque a este ruso casi desconocido en España tras haber pasado por 1984 de Orwell no podrá negar que este inglés leyó y calcó a aquel ruso. Los parecidos en la trama son similares, si bien Zamiatin supo insertar mejor que Orwell la racionalidad moderna del Socialismo Real de la URSS. Por supuesto, Nosotros está notablemente mejor escrita que 1984, lo que se agradece bastante. La figura del Estado Único es sustituida por Orwell por el llamado Gran Hermano. Las paredes de cristal producen el mismo efecto de control que la Pantalla de 1984. Los paralelismos son tantos que en ambos relatos los hombres son los protagonistas y unas enigmáticas mujeres –las cuales saben cómo despertar los instintos más salvajes de éstos- romperán su rutinaria y tranquila vida. Pero no se asusten, el final que Zamiatin le dio a Nosotros no fue el mismo que eligió Orwell para 1984. En ambos casos les sorprenderá.

Para el lector español la obra de Zamiatin parecía aún presente en el Índice de Libros Prohibidos. O más correctamente, ausente de un Índice de Libros Permitidos pues la novela llevaba descatalogada desde que en 1993 Tusquets diera cuenta de ella. Muchas librerías han sido recorridas en busca de un ejemplar perdido, nuevo o viejo, y otros tantos lectores se han visto en la tentación de adquirir un ejemplar por medios de dudosa legalidad pero de incuestionable eficacia [guiño, guiño -Teddy Bautista- guiño, guiño]. Sin embargo el año pasado, una pequeña editorial aragonesa, de origen libertario, y especializada en senderismo y librodiscos de música popular muy recomendables llamada Prames, logró sacar a la luz una edición posibilitando que una nueva lectura de este texto, tan actual en tiempos del Socialismo Real, como hoy. Es lo que pasa con las obras distópicas, que sirven para las dos caras de la Modernidad, la socialista y la capital, y nunca pasan de moda.

Que la disfruten.

27 de octubre de 2006

Katie Melua

Hace poco ha estado por nuestro país, de promoción de su segundo disco, Katie Melua . Aunque no ha tenido la consideración de ofrecer alguna actuación en directo (o yo no me he enterado), su talento y presencia lo compensa. Tengo que agradecer a Jaime Cullum, quién me acompañó en parte de la redacción del D.E.A. que años atrás presente para obtener el insigne título de C.S.A. (Científico Social Avanzado - en honor del Ilmo. González de Heredia), el descubrimiento de Katie Melua. Gracias al Twentysomethings, en los que muchos nos encontramos, presté atención a una actuación que tenía Cullum en los Brits Awards. Cantaba una versión de Lovecats del grupo The Cure con una, hasta entonces, desconocida cantante. Con los primeros compases de la canción, la voz dulce, delicada, calida (póngale todos los sinónimos por aproximación que se le ocurra) me conquistó. Lo que se dice un flechazo. Y decidí investigar sobre esta guapa georgiana.

No había publicado más que un disco, Call off the search. En España aún no se vendía, al menos no en los grandes centros de explotación del consumo frenético. Tarde un poco en hacerme con el disco [guiño, guiño – Teddy Bautista – guiño, guiño] pero al escucharlo mereció la pena el esfuerzo. Aquellas 12 canciones cumplieron con la expectativa generada tras aquel directo. Melosa y delicada, encadena unas buenas letras con el ritmo cadencioso de unas melodías que te trasportan a una especie de realidad paralela en la que es difícil no encontrar la paz y la inspiración para afrontar un par de párrafos de la tesis mas abrupta.

De su primer trabajo destacaba el single de promoción, The Closest Thing To Crazy. Una historia de esas canciones que sólo escuchándola se sabe de qué habla, más allá de su letra. También destaca Belfast (Penguins and Cats) o Faraway voice, dentro de esa delicadeza de la que sería imposible no enamorase. Sin olvidarnos de la versión de Lilac wine en esta misma línea.



Poco después del descubrimiento, Melua publicó su segundo trabajo. Piece by piece podía ser el típico segundo disco después de un exitoso primer trabajo, en el que la calidad se cedía a la autopromoción. Aunque resulta algo menos armónico que el Call off the search, este disco guarda alguna de las mejores canciones de Melua (con sólo dos discos tampoco es un gran mérito). El single que da título al álbum, Nine millon bicycles, I cried for you (video)... la reafirman como una de las cantantes que mejor expresan la melancolía y el romanticismo sin grandes despliegues orquestales. Para aquellos que estén interesados en este disco, se recomienda comprar la versión que incluye On the road again, que además de ser una canción, ha dado título a un DVD (bonus) con un concierto con los temas de Call off the search. Si bien la calidad vocal desciende ligeramente del estudio al directo, la presencia solvente y sencilla de la cantante resuelven cualquier posible desajuste. Además, la última versión incluye más bonus tracks, entre ellos It's only pain, publicado el 11 de septiembre de este año. El video no hace justicia pero sí la canción.



Entre tanto, y mientras prepara ya su tercer trabajo, nos ha dejado algunas versiones de grandes temas. Para coleccionistas algunos enlaces a videos de You tube: Too much love will kill you (con Queen en Live at 46664), Moon river, Heartbreak hotel, Angie, Brown eyed girl (con Brian Kennedy), Blowin' in the wind...

26 de octubre de 2006

American Dreamz

Estoy seguro que ninguno de ustedes, informados lectores de Destripando terrones, jamás elegirían esta película como una de las mejores de la historia del cine. Tranquilícense, yo tampoco. Me da la sensación de que tampoco la elegirían para pasar la tarde, ni para que figurara como información en los clusters de sus discos duros [guiño, guiño Teddy Bautista, guiño, guiño]. En este caso debo confesar mi culpa, la he visto y tampoco está tan mal. A pesar de que la lista de actores tira un poco para atrás (ya sabéis: el británicamente empalagoso Hugh Grant - que hace el mismo personaje siempre -, un decadente, aunque en esta peli lo borda, Dennis Quaid, una neumática Mandy Moore entre otros...) y la estética sea un tanto cursi, la película te engancha desde el primer minuto. Y es que, parece mentira, no hay en el mundo gente tan capaz de reirse de sí mismos como los estadounidenses (ejemplos hay muchos, desde los Simpsons, Woody Allen, o hasta el propio Commander-in-chief). El argumento aborda de manera sarcástica los mayores traumas de la sociedad estadounidense en la actualidad: el terrorismo de origen islamista, la incompetencia presidencial y los concursos de talentos al estilo Operación triunfo que también intoxican y alienan al proletariado del Imperio.
Bajo esas tres premisas, el director y guionista Paul Weitz nos dibuja la historia de Omer (Sam Golzari), un joven iraquí militante en un grupo terrorista islamista al que le gustan los musicales de Broadway. Su incompetencia como terrorista hace que la dirección de la organización terrorista le envíe a los EEUU como célula durmiente a casa, cómo no, de sus tíos ricos. Allí, por casualidades de la vida, entrará a participar en el concurso American Dreamz presentado por el narcisista Martin Tweed (Hugh Grant), quien a la vista del descenso de popularidad del concurso decide revitalizarlo con la presencia del mismísimo Presidente de los Estados Unidos, Joe Staton (Dennis Quaid) como jurado especial en la final del concurso. Por otro lado nos relata la historia de Sally Kendoo (Mandy Moore), una joven que inmediatamente nos recuerda a la hortera de Britney Spears, cuyo único objetivo en la vida es la de convertirse en una estrella de la canción cueste lo que cueste, siempre asesorada por la harpía de su madre. La presencia del máximo mandatario de los EEUU en el concurso, hace que la cúpula del grupo terrorista decida despertar la célula durmiente para atentar contra el alto dignatario americano. Sobre lo que ocurre después, y para evitar un disgusto de quien se atreva con semejante film, evitaré desvelar su hilarante final.
Quizás lo mejor de la película sea la interpretación de Dennis Quaid, que parodia al Presidente de los Estados Unidos, George W. Bush (también conocido como Mistel Danyel) y que imita a la perfección ese gesto de amohinamiento tan típico de éste. La presunta Laura Bush, que en la película obviamente recibe otro nombre (ya saben, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia... ) también es clavada, y el que dicta las órdenes al presidente es igualito, curiosamente, a Dick Cheney.
American Dreamz, que también es el nombre de la película, puede resultar un petardazo infumable a aquellos que gustan del mejor cine. A ellos, sólo a ellos, les diría que no perdieran el tiempo en contemplarla. En mi opinión, existen otras muchas opciones de ocio alternativas que pueden superar con creces a esta película (a ver, a ver, déjenme pensar...), sin embargo resulta, cuanto menos entretenida para una fría y lluviosa tarde de sábado con gripe.

23 de octubre de 2006

Divinas Palabras que no son Esperpento


Cuando su madre muere en uno de los caminos que comunican diferentes aldeas gallegas, Laureano, un enano hidrocefálico, deberá ser cuidado por una de sus dos tías.

Así comenzó Valle el planteamiento de su obra Divinas Palabras que se está representando hasta el próximo sábado en el Teatro Valle-Inclán de Madrid. No cabe duda de que Valle ha sido uno de los mayores autores teatrales en lengua castellana que han visto la luz. Su figura manca y barbuda correteó las distintas tabernas de Madrid así como las diferentes tertulias que en aquella época había en la capital. No pretendemos descubrir su figura en este espacio, sino trazar algunos comentarios acerca del montaje de una de sus obras que Gerardo Vega está llevando a cabo para el Centro Dramático Nacional.

Dentro de la obra de Valle-Inclán Divinas Palabras forma parte del llamado ciclo mítico en el que intentó demostrar la lujuria y la avaricia que gobiernan la vida de los hombres y de las mujeres. Situando como personaje central a Laureano, enfermo y necesitado de cuidados tras la muerte de su madre, la acción de la obra se sitúa en las confrontaciones familiares por quedarse al “encargo” del necesitado. En realidad la disputa entre las dos tías, la carnal y la política, se verá aderezada por la oportunidad de negocio que conlleva el pasear al pobre Laureano por los pueblos como reclamo de limosna y atracción de ferias. Este negocio despertará las pasiones más bajas de los personajes y conducirá el drama a lo largo de toda la representación.

El montaje de Gerardo Vega es, para qué negarlo, espectacular. Un gran árbol natural se muestra en el escenario y los portones, escaleras y demás trampillas del escenario están perfectamente integradas en la representación. No cabe duda de que una de las cosas que más sorprende de la adaptación que ha realizado Juan Mayorga es la representación del personaje del perro por un hombre. La espectacularidad de las escenas donde este perro-hombre recibe gran parte del protagonismo no hace sino rendirnos a dicha adaptación.

Los personajes de Valle-Inclán siempre contienen esta vileza que él tenía tan presente y en esta obra eso se deja notar fácilmente. Las situaciones más tensas se vuelven realmente creíbles a la luz de las personalidades reflejadas por cada uno de los actores y la lujuria, la ira, la desesperación, la avaricia, … todos los sentimientos que conducen las tremendas acciones que vemos representar se hacen presentes en la sala y se instalan en el ambiente obligando al espectador a no identificarse con ningún personaje al tiempo que se reconoce en todos.

La verdad es que la obra merece la pena. Es cierto que, siendo un texto de Valle-Inclán, y en especial siendo éste un texto tan lleno de sustancia, las virtudes de la obra ya se le suponían antes de entrar a la sala. Sin embargo el trabajo de los profesionales inmiscuidos en el montaje hace que la obra sepa mejor aún de lo que olía. Como Vera afirmaba en su presentación, han huido de la posibilidad de llegar a un montaje costumbrista odiado por Valle, y han llegado a producir una “tragedia griega castiza”.

Para un enamorado de D. Ramón del Valle-Inclán como yo, que aún recuerda de memoria el texto de las escenas clave de una obra -Luces de Bohemia- que nunca llegó a representar, la asistencia al teatro para ver Divinas Palabras ha sido un gran placer. Desconozco si tras Madrid -¡se van el sábado 28, amigos!- la obra caerá en otra ciudad pues la representación lleva ya mucho tiempo en marcha, pero si por casualidad Uds. la ven pasar cerca, no lo duden. Estas cosas no se pueden descargar de internet, para tranquilidad de unos [guiño, guiño Teddy Bautista guiño, guiño] y disgusto de otros.

22 de octubre de 2006

Destripando algo más que terrones (carta de motivaciones)

Destripando terrones no es más que un ejercicio de onanismo intelectual de un grupo de gamberros cuyo afán de protagonismo e impúdico exhibicionismo les hace embarcarse, de nuevo, en una aventura blogosférica. Destripando terrones no es un blog al uso, sino una desviación metodológica en el ámbito de la crítica más ácida y la incorrección política. Destripando terrones será lo que sus autores quieran que sea. Bajo la égida de la derrota más urgente, Destripando terrones no será un cúmulo espectacular de síndromes ni la situación de los despropósitos de un tal Ottinger, sino todo lo contrario. El futuro revelará lo que será o lo que dejará de ser y eso es lo que es verdaderamente apasionante, construir poco a poco una ilusión que compartimos y que deseamos que les entretenga, emocione o les cabree.

Queda inaugurado el blog del [guiño, guiño], que ustedes lo disfruten

Salud